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Comer sano sin morir en el intento



Hace unos días les escribí alguna información sobre los superalimentos y les comenté sobre algunos que no son tan caros, para que puedan incluirlos a sus dietas y hacerlas más ricas.

Les comenté que no necesitan comprar todo lo que el Facebook les dice que es “cool” o “in” o lo que sea, y es cierto. Sin embargo, quisiera ahondar un poco más en el tema, no sólo de los superalimentos, sino de los alimentos sanos, los de verdad, porque deben tener un poco más de información para tomar sus decisiones.

Muchas personas, como les dije, tienen la idea que “comer sano es caro”. Para poder explicarles por qué esta idea no está del todo bien, tengo una anécdota…

Alguna vez colgué en mi página una nota, contentísima porque habían puesto una máquina de frutas y alimentos saludables en la universidad. Si bien hubo una buena acogida, hubo comentarios como “qué cara una pera por S/1.20” por ejemplo (por decirles algo, ya que no me acuerdo el precio).  

De hecho hubo personas, felizmente pocas, que apoyaron ese comentario pero, hubo una persona que me hizo el día. Fue un chico, cuyo nombre no recuerdo, que le respondió algo como “Te quejas por el precio de una pera limpiecita, heladita y riquísima que te alimenta y no te quejas cuando pagas S/2.50 por una gaseosa que es puro veneno.” ¡Qué cierto ese comentario!

Las personas tenemos un disco duro dañado. Tenemos como referencia el precio de “cosas” que creemos que son alimentos. Analizamos los precios de los alimentos, en base a los precios de la comida chatarra que consumimos. “Cómo voy a pagar S/1.20 por una pera si unas Charadas me cuestan S/.0.80”

Las peras aportan vitamina A, E, C y B, calcio, potasio, hierro, fibra, boro, yodo, pectina, beta-caroteno, hidratos de carbono, antioxidantes, ácido fólico, etc.  Ayuda a evitar y combatir el estreñimiento, a bajar de peso, a eliminar el colesterol, a regular la flora intestinal, a nivelar el azúcar en sangre, a mejorar la digestión, a fortalecer el sistema inmunológico, a prevenir la presión alta, a reducir el riesgo de derrames cerebrales, a aliviar dolores a causa de inflamaciones en el organismo, a prevenir la osteoporosis, a detener la diarrea, sirve como diurético y favorece la eliminación de líquidos, aporta energía al cuerpo, etc. Me pregunto… ¿Qué aporta un paquete de Charadas u otra golosina? ¿Se dan cuenta de la diferencia? La pregunta aquí no debería ser “¿por qué cuesta la pera S/1.20?” Sino “¿Por qué cuestan las Charadas S/0.80?”. Eso es lo que debemos modular en nuestros cerebritos.

Está bien, estoy de acuerdo con que nadie está acostumbrado a pagar S/1.20 por una pera y, de hecho, es caro… Pero es una goyería encontrar una pera heladita y lista para comer, en una máquina en medio de la universidad. Tomen en cuenta que el costo de la pera incluye la compra de la pera, su lavado, el transporte hasta ese y otros puntos de venta, el personal que se encarga de reponer las frutas en la máquina, la electricidad que utiliza esa máquina, etc. No podemos pretender que cueste lo mismo que en el mercado ¿No? En todo caso, deberíamos exigir a la universidad que ofrezcan frutas a un precio cómodo en la cafetería o, mejor aún, llevar nuestra propia fruta en la cartera/mochila y educar a nuestros hijos para que lo hagan.


Estoy segura que entendieron el mensaje, ¿verdad? La mayoría de personas que oigo que comentan que “comer sano es caro” son las personas que creen que sólo se puede comer sano yendo a la BioFeria o a la EcoFeria o a las tiendas especializadas que se han puesto de moda y acá hay varios temas importantes, que les detallaré a continuación:

  1. No necesitas ir a ferias o tiendas especializadas para comer sano. Comer sano implica lo que conversamos: Cambiar ese chip que cree que la comida chatarra es comida de verdad. Comida de verdad son frutas, verduras, granos,  carnes de buena calidad y preparaciones que no impliquen el uso de preservantes, saborizantes, colorantes, etc. ¿Un arroz con pollo es sano? ¡Claro que sí! Porque además, confundimos “comer sano” con “hacer dieta” y eso es un grave error. Antes de querer hacer cualquier dieta, debemos aprender a comer sano, comida de verdad, alimentos saludables, que nos nutran, que nos aporten cosas positivas. Después ya hablaremos de dietas, porciones, combinaciones, etc. Antes de correr debemos aprender a caminar.

  2. Dicho esto, hay que entender que para agregar más frutas, verduras, granos y carnes de buena calidad, no necesitas ir a la BioFeria. Lo que necesitas hacer es buscar esos alimentos en tu mercado, supermercado, huerto, etc. favorito. Simplemente debes empezar a consumir más de este tipo de alimentos y dejar de lado la comida embolsada, con aditivos sintéticos, preservantes, etc.

  3. Las BioFerias, EcoFerias, etc. ofrecen, en su mayoría, productos orgánicos y hay que saber que un producto orgánico no utiliza agrega  sintéticos como pesticidas, herbicidas, fertilizantes artificiales, hormonas y demás en su producción.

Sí, su precio es un tantito más elevado porque son puros, lo más naturales posibles, no son genéticamente modificados, no tienen aditivos químicos, se fertilizan con compost, polvos minerales y otras sustancias de origen orgánico. Se rotan los cultivos para evitar el maltrato y desgaste de las tierras, etc. Además:

  • Los productos orgánicos son producidos a escalas pequeñas. No se manejan de forma masiva como el resto de alimentos, lo cual significa un mayor gasto en mano de obra, transporte, manipulación, etc. y cero ahorro.

  • Se requiere producirlos de forma separada, lo cual significa tener tierras distintas, personal distinto, productos especiales para su cuidado, para su alimentación, para su tratamiento.

  • La mayoría no está certificada aún, pero mucho de ellos poseen una certificación, la cual no sólo genera un aumento en el costo, sino que exige ciertos estándares que elevan su precio (protección del medio ambiente, enriquecimiento del suelo, cuidado de la fertilidad de la tierra, etc.).

  • En el caso de los animales, son criados en campos abiertos, alimentados con jardín de buena calidad, con cero estrés y sufrimiento, lo cual también significa una mayor inversión.

Todo esto podrá ser mejorado en el tiempo, cuando aumente la demanda por este tipo de productos y se puedan bajar los costos en los que se incurre para su producción y comercialización. Mientras tanto, debemos tomar en cuenta todo lo que les he comentado y entender que se está pagando por un producto A1.


Ojo: Comer orgánico es increíble, pero no quiere decir que los que no comen orgánico están mal. Pongámoslo así: Una manzana sin pesticidas, con algunas imperfecciones, pero limpia, pura, rica, siempre va a ser mejor que la manzana perfecta, que sido tratada con productos especiales para volverla más roja, más redonda, más brillosa, más jugosa, más grande, etc., pero, si lo queremos ver desde otro ángulo, comer un pye hecho en casa con esa manzana roja, redonda, jugos, brillosa es MILLONES de veces mejor que comer un pie de manzana de McDonals ¿No creen?

Los únicos alimentos con los cuales les diría que tengan cuidado, son los conocidos como la “Dirty Dozen” o “La Docena Sucia”. Estos son los 12 alimentos que son más peligrosos debido a su alta exposición a pesticidas, herbicidas, etc. y sólo en estos doce casos específicos, se recomienda optar por la versión orgánica de los mismos:


  1. Manzanas

  2. Apio

  3. Fresas

  4. Melocotones

  5. Espinacas

  6. Mandarinas

  7. Uvas

  8. Pimientos dulces

  9. Papas

  10. Arándanos

  11. Lechuga

  12. Col silvestre

Y como dice la canción, “todo lo malo siempre trae algo bueno”… así es que también hay una lista de los “Clean Fifteen” que son los “Quince Limpios” de pesticidas. Son alimentos que no deben preocuparte, ya que son los que memos expuestos han estado a este tipo de agentes:

  1. Cebollas

  2. Choclo

  3. Piñas

  4. Paltas

  5. Espárragos

  6. Alverjas dulces

  7. Mangos

  8. Berenjena

  9. Melón

  10. Kiwi

  11. Col

  12. Sandía

  13. Camotes

  14. Toronjas

  15. Champiñones

Ahora que cuentan con toda esta info, espero que tengan el panorama un poco más claro sobre cómo comer sano y no morir en el intento y que tengan la información suficiente para entender por qué algunas cosas son más caras y cómo pueden hacer para elegir una alimentación más balanceada, tanto en nutrientes como en presupuesto.

Como todo en la vida, hay versiones baratas, versiones caras y versiones justas ¿verdad? No se dejen guiar por lo que todos dicen y hagan su propio “estudio de mercado”. Vayan al mercado (el de Surquillo tiene literalmente de todo), vayan a las BioFerias, EcoFerias, Ferias Agropecuarias, al mercadito del barrio, a las tiendas especializadas… Cada una tiene lo suyo. El otro día fui a LA tienda. La MÁS cool.  Esa que tiene anaqueles grandes, música Indie, marcas importadas… Y me asombró encontrar los mismos panes que en la EcoFeria de Dasso, pero más baratos. También encontré el papel de arroz que tanto había buscado, al mismo precio que en el mercado de Surquillo. Así uno va a aprendiendo y encontrando a sus “caseritos”.

En conclusión: Hay opciones para todos los bolsillos, para todos los gustos y colores. Es cuestión de tener buena actitud, una mente abierta y buscar.



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